Samaipata: como decían los Incas, este es un lugar de descanso.
Un valle verde y de clima templado (algo difícil de encontrar en las altitudes o selvas bolivianas), un pueblecillo hippie que es una trampa de tiempo para el viajero. Si no te lo propones es difíicl salir de ahí, dos días se convierten en 4 y 4 fácilmente en 8.
Cómo llegar a Samaipata
No es fácil del todo, pero gracias a eso no es un punto en el circuito tradicional Lonely Planetero y no ves a las mismas 500 personas que has visto desde el Salar.
Primero tienes que llegar a Santa Cruz. Es la seguna ciudad más importante en Bolivia así que hay muchas maneras de transporte, como un avión o autobus.
Nosotros volamos de Sucre, unos 50 usd media hora de vuelo y nos ahorramos una carretera de 13 horas de curvas para cruzar las montañas que dicen que es algo peligrosa.
Una vez en Santa Cruz hay que pedir que te lleven a “la parada de taxis a Samaipata”. No es una estación de autobues y no es una agencia, es sólo una esquina donde los taxis compartidos que van a Samaipata esperan a la gente. Entre 30 y 40 bolivianos cuesta el trayecto.
Son de dos horas y media a 3 hasta Samaipata.
¿Qué hacer en Samaipata?
Además de tirarte en la hamaca o el jardín de tu hotel a leer o contemplar las montañas y los pajaritos en los árboles…
* Ir al Fuerte – El fuerte son unas ruinas arqueológicas Incoamazónicas. Es una piedra de 200 metros de longitud que fue un centro ceremonial. Toda la piedra está tallada con figuras y nichos. Los españolitos pensaron que, como está en lo alto de la montaña y aquello era de piedra maciza, era un edificio de protección; por ello el nombre.
Para ir pides un taxi que cobra 50 bob el trayecto, la entrada cuesta otros 50 por persona ( y te incluye la entrada al museo en la ciudad).
Tardarás una hora y media en ver todo el complejo arqueológico, que es muy agradable si vas tempranísimo en la mañana (si no el calor te puede asfixiar), y además puedes volver caminando.
La idea de volver caminando la propone la Lonely, son dos horas de camino y la verdad es que la primera hora u hora y media es muy agradable. Pero la última en la entrada al pueblo con los camiones de carga y la polvadera se hace un poco cansada….
* Ir al Refugio – El Refugio zoológico es una propiedad a una media hora del centro del pueblito, que alberga algunas especies de animalitos que han sido maltratados o abandonados. Les dan un hogar, comida y una mejor vida. Puedes ir a visitar, por 10 bob haces tu contribución a su supervivencia; a cambio puedes ver algunos monos en libertad que hasta vienen a jugar contigo, se te suben a la espalda y te espulgan los piojos.
Hay además un par de ocelotes, tortugas, coatíes y muchas aves. Si te gustan los animalitos ¡no dejes de ir!
Ir a La Granja- Esta queda en Bermejo, a una meda hora de Samaipata. Nosotros no fuimos pero sabemos que muchos van. Es un lugar donde cultivan y hacen todos sus alimentos. Una comunidad super hippie donde puedes ir a visitar o incluso quedarte unos días y aprender a ordeñar animalitos, hacer queso, métodos de siembra… etc. Además puedes participar en actividades de experiencias extrasensoriales, en las que luego de un ayuno de 24 hrs bebes una sopa de un cactus alucinógeno, sólo para vomitarla una hora después y emprender un encuentro con la naturaleza de otro tipo por varias horas más.
El centro de Samaipata– puedes ir al mercado, al museo arqueológico (que tiene dos salas y un video) y visitar las tienditas de artesanías.
¿Dónde comer en Samaipata?
Si te estás quedando en La Posada del Sol, su restaurante Luna Verde es verdaderamente bueno. Pide la hamburguesa o el Steak, y de acompañamiento la ensalada Luna Verde… ufff ¡no me cansaba de ella!
El mercado y alrededores como siempre son buenas opciones para comida barata y casera.
Los fines de semana, en la calle que lleva a la carretera (ya para salir del pueblo), verás que hay dos o tres restaurantes que hacen chancho a las brasas o al palo… las mesas están llenas y la gente se chupa los dedos.
Para un drink coqueto, puedes visitar el bar cool del pueblo, en una esquina de la plaza La Boheme. Con varias salas, happy hour y buenísima música, te puede pasar como a nosotros: vas por una chela y acabas de fiesta hasta las tantas conociendo gente de profesiones ilegales.
Ve a Samaipata. Si te quedas en la Posada del Sol, cuando estés en tu hamaca leyendo pide un jugo de papaya con fresas y limón.
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