Visitando Burdeos: vino, dunas, viñedos, ostras y más vino.
Una de las razones por las que no me canso de visitar Francia cada año, además de visitar a la familia de Mat y enloquecer con los amigos parisinos, es sin duda que sé que voy a comer y beber como diosa bacanal.
Cada año procuramos visitar y conocer un lugar nuevo en Francia y así no aburrirnos la ruta de Paris- L’Yonne (donde está Auxerre la ciudad donde viven mis suegritos). Esta última estadía fuimos a conocer una de las ciudades y regiones más emblemáticas para el vino francés: Burdeos o Bordeaux en idioma local.
Yo no esperaba mucho de la ciudad, – si de la ruta de los vinos, eso dejémoslo claro – y la verdad es que me sorprendió.
¿Qué hacer en Burdeos?
Para tener una buena idea de la ciudad y de los paisajes alrededor, yo aconsejaría que pasaras unos 4 días:
- Día de paseo por la ciudad. Escoge los monumentos históricos, museos y restaurantes que mejor vayan con el tipo de viajero que seas y dedícate a caminar la ciudad. La red de tranvía es buenísima para conectar rápidamente un punto con el otro.
- Visita Saint Emilion. Un pueblito pintoresco maravilloso de cuento. Camina todo el centro amurallado, come, bebe, visita el monasterio, y finalmente una visita a algún viñedo que rodea el pueblito.
- Decide alguna ruta de los vinos. La mejor manera de recorrerla es rentar un coche y partir temprano. Sólo párate en la casa de vinos que te llame la atención y pides un tour o degustación.
- Despídete de la ciudad caminando y toma uno de los paseos en barco por el río Garonne al atardecer que incluyen una degustación de vino; mientras te cuentan la historia del puerto y del desarrollo de Burdeos tu vas disfrutando del río y de varios vasos de vino blanco y tinto. Las vistas son hermosas y es una gran manera de terminar el día.
- Si te sobra un día puedes visitar la Duna del Pilat, está a una hora de la ciudad. Es una duna de arena gigantezca en medio de un bosque de pinos, cuando logras subirla tendrás una vista del mar y de la región que ¡es espectacular! Es algo que no piensas que puede existir en Francia.
- Si tienes más tiempo, puedes visitar alguna de las playas aledañas, como La Canau.
Finalmente, les aconsejo no tener recato en la comida del mar. Las ostras frescas con especialidad, y las hay de todos tamaños, además de todo bicho de mar preparado al delicado sazón francés, son un deber; de postre la especialidad de la región son los cannelés unos pastelitos de canela, sencillos pero delicados.
Y sobra decir.. beban vino, (no conduzcan luego, eso sí), pero beban, ¡beban!
bere
Si, esa soy yo. Amante de los gatos, viajera empedernida. Mat (mi francesito) y yo recorremos el mundo mientras trabajamos online... Odiamos la rutina y adoramos esto de viajar. ¡Bienvenido a este viaje!
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